Desde las vertientes más ilustradas de la comunicación política, a los modernos estudios de mercados aplicados a la opinión pública referían que la actual campaña presidencial sería muy diferentes a todas las que hemos conocido, y que marcarían muchos referentes en futuro. 

Los grandes cambios están relacionados en la forma de socialización e interacción de las sociedades informadas, que constituyen un referente para todos los públicos de país; dado que la forma como se construye la opinión pública ha extendido sus fuentes a nuevos espacios y lenguajes, tal como se da en la expansión de la gráfica y el audiovisual en nuevos y más personales receptores que permite la interactividad y participación en segundos.

El poder de la imagen ha superado en mucho, al poder de la palabra y de las propias movilizaciones y encuentros políticos; es así, que una sola figura retórica puede aumentar o disminuir la aceptación o rechazo de los adeptos, pues la segmentación de la realidad fuera de su contexto original pueden llegar a trasmitirnos una total concepción de la imagen de un candidato, imagen que requiere de un nuevo conocimiento de la retórica visual.

Por ese motivo, existen diferentes segmentaciones de candidatos a los cuales se les aplica o contrapone una un perfil semiótico de significados y símbolos que dan valor a sus campaña; es indudable que la mayoría de votantes no tienen una preferencia o percepción clara de las propuestas y planes de gobierno. Es por ello habría hecho necesario dedicar esfuerzos en la construcción de un perfil simbólico de los candidatos que ayude y permita posicionar conceptos y símbolos en las mentes de los votantes y decidir de ese modo el destino de la elección.

EL mensaje político actual se construye con percepciones, ideas fuerza que tienen la capacidad de proyectarse y motivar simpatías que lleven al voto, o al rechazo absoluto.

Como bien diría Tom Peters, la gente no compra objetos compra satisfacciones, beneficios, expectativas de desarrollo y bienestar.

A escasos días para la gran elección será muy difícil, posesionar ideas o conceptos nuevos sobre todo cuando los conceptos se han repetido en los diferentes medios y soportes, de forma reiterada llegando a construir un “imagen” mental que engloba el grado de aceptación o desagrado de una determinada opción de gobierno, por encima de una opción política.

Por ello, es que se da con constancia determinados signos positivos o negativos de los candidatos con el propósito de darnos a descubrir sus supuestas virtudes y actitudes como forma de presuponer quien sería el más digno de gobernar en la mente de los electores.

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Columna de opinión de Carlos Beraún Di Tolla; comunicador estratégico, investigador y docente universitario.